Fusilerías

Milenio

Columna

Ante el feminicidio de Ingrid Escamilla y la difusión de las imágenes de su cuerpo inerte es oportuno recordar que la libertad de expresión no es un derecho absoluto y sus limitantes están contenidas en la ley y en los convenios internacionales a los que México está suscrito. La indignación por un crimen rivaliza con la que genera el espectáculo descompuesto de colegas que izan la bandera de la libertad de expresión para cerrar filas con medios que anteponen la audiencia del morbo a la dignidad, la integridad, la igualdad y la no discriminación. Debe tenerse en cuenta que los tratados internacionales, la Constitución y las leyes nacionales consideran tácitamente las libertades de expresión e información como relativas, limitándolas frente a otros derechos. La ética del periodista pasa por el respeto a la legalidad y a los derechos humanos cuyo centro es la dignidad y la protección a niños y víctimas